sábado, 7 de enero de 2012

"ATRAPA A UN LADRÓN". Hitchcock in love



-Oiga, en este trabajo no se suelen hacer las cosas con honradez. No lo olvide.

"Atrapa a un ladrón" Alfred Hitchcock

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Un hábil y sigiloso ladrón está sembrando el pánico entre la alta sociedad y los millonarios turistas que pueblan la Riviera Francesa. El principal sospechoso es John Robie, un veterano ladrón que fue indultado tras luchar en la Segunda Guerra Mundial junto a la resistencia francesa y que vive retirado apaciblemente en una hermosa villa.

Con el fin de demostrar su inocencia Robie no tendrá más remedio que atrapar al ladrón él mismo, para lo que se pegará a una millonaria americana que ha llegado a Francia de vacaciones con su hija, esperando que ellas sean el próximo objetivo del delincuente. Pero no lo tendrá nada fácil, pues deberá llevar a cabo su plan huyendo de la policía, enfrentándose al verdadero ladrón y persuadiendo a la hija de la millonaria, que está totalmente convencida de que él es el culpable de los robos.

Quiero empezar diciendo que no he visto todas las películas de Alfred Hitchcock, pero sin duda prefiero aquellas más ligeras como "Crimen perfecto" o "La ventana indiscreta" a esas otras de corte más denso y sombrío como "Vértigo" o "Psicosis", pese a que algunas de las primeras sean consideradas "obras menores".

Ese es el caso de "Atrapa a un ladrón", aunque con el filme que os traigo se entiende el calificativo. Y es que la intriga es flojita y las persecuciones y escenas de acción resultan sosas, de manera que terminan primando los diálogos (obra de un guionista que escribía comedia para la radio) y la historia de amor, magistralmente levantada por Cary Grant y Grace Kelly.

No es nada habitual que en una peli de Hitchcock los actores estén por encima de la trama, pero aquí lo son todo y sería totalmente imposible imaginar "Atrapa a un ladrón" con otra pareja que no fuese Cary Grant y Grace Kelly. Y aunque no sea la película más recordada de ninguno, sí marcó un antes y un después en la vida de ambos.

Cary Grant tenía 51 años y estaba pensando retirarse del cine cuando Hitchcock le llamó para esta peli. Grant se llevaba bien con el director (algo milagroso, que sólo se entiende pensando que debía llevarse bien con todo el mundo) y aceptó, lo cual le animó a seguir haciendo pelis, participando años después en "Con la muerte en los talones", que a día de hoy es uno de sus filmes más recordados y que probablemente no hubiera filmado nunca sin haber hecho antes la de hoy.

La que se retiró tras "Atrapa a un ladrón" fue Grace Kelly. Sólo habían pasado tres años desde que se dio a conocer en "Solo ante el peligro", pero aquí ya era toda una estrella. "Atrapa a un ladrón" fue la tercera película seguida que grababa con Hitchcock y con 24 años y un Oscar recién ganado por "La angustia de vivir" parecía que su meteórica carrera no tendría techo.


Pero precisamente mientras rodaba "Atrapa a un ladrón" conoció al Príncipe Raniero, casándose con él pocos años después, retirándose del cine para desgracia de sus fans y del propio Hitchcock, que intentó sustituirla incansablemente con una retahíla de actrices rubias en todas sus películas, desde Kim Novak a Tippi Hedren, a quien contrató descaradamente por su parecido con Kelly.

Personalmente me gusta mucho "Atrapa a un ladrón" y siento que sería una peli mucho más recordada si tuviese alguna escena de acción memorable, como la de la avioneta de "Con la muerte en los talones".
La pena es que esa escena estaba en el guión. Cuando Cary Grant es perseguido por la policía en el mercado estaba pensado que hubiese un desfile en la calle, un carnaval, y el protagonista se escondiese en una carroza, dentro de la cabeza de una enorme figura de Neptuno. La carroza perdía el control y acababa estrellándose en alguna parte. Tenía buena pinta, pero la secuencia costaba 30.000 dólares y el director decidió prescindir de ella, quedando así la persecución por las peligrosas carreteras de Mónaco como la escena más trepidante del filme, dejando además la siniestra casualidad de que fue precisamente en esa carretera donde la pobre Grace perdió la vida 28 años después.

Así, quedan para el recuerdo el carisma (y el culazo, hay que decirlo) de Cary Grant, la belleza de Grace Kelly, las mordaces frases de Jessie Royce Landis y una intriga ligerita, con bastantes altibajos, pero con todo el encanto de sus protagonistas.



Publicado en Zinéfilaz el 12 de febrero de 2016

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